miércoles, 18 de abril de 2012

Cap. 4 Las 7 de Nova Lux

Estoy en mi cama haciendo un ejercicio para dibujo, pero no me concentro, ayer en clase me senté con Leo. Estuvimos en silencio atendiendo a la profesora, pero la verdad es que era algo aburrida. No me atrevía a decir nada, por mucho que pensase en qué podía decirle, lo más interesante era “hace buen día hoy”, y no creía que eso ayudara para mantener una conversación, pero entonces lo miré y vi que no estaba atendiendo a la profesora mientras hablaba de no se qué de una estructura ideal en un edificio blablabla.... sino que estaba dibujando, dibujaba a una chica que tenemos unas mesas delante de nosotros. Creo que debería haber sentido celos de que se pusiese a dibujar a otra chica teniéndome a mi al lado, pero la verdad es que el dibujo era tan perfecto que no pude sentir más que fascinación, aunque lo estaba haciendo con un simple lápiz y se veía que aún no estaba terminado, la verdad es que podías ver perfectamente su cabello corto y medio rapado por el lado izquierdo, su perfil que incluso era más bonito en el dibujo, y el tatuaje que bajaba desde la nuca hasta la camisa, donde se perdía. La única diferencia era que Leo había continuado su piel, no había camisa si chaqueta, era una espalda desnuda en la que continuaba ese tatuaje.

-¿Cómo sabes que el tatuaje continua así? -solté sin pensarlo, pero en cuanto lo dije me arrepentí, podría decirme cualquier cosa, y la más lógica sería “¿y a ti que coño te importa?”
Pero no, me sonrió, se sonrojó y tapó un poco el dibujo.
-La verdad es que no tengo ni la menor idea de cómo es el tatuaje, pero si yo lo tuviera que continuar sería así. -Contestó así con una voz suave para que nadie nos oyera.
-Creo que es... uff... genial sería decir poco. -Me acerqué para que me escuchase con claridad, y por qué no decirlo, para estar más cerca de él.
-No, es una tontería, cualquiera es mejor que yo. -El también se acercó, y eso me gustó, “ya hemos roto la barrera del espacio” pensé
-Que falso. Sabes que eres bueno.
Sonríe. -Bueno, puede que no cualquiera sea mejor que yo pero tampoco soy genial... -Esta vez si que lo dijo en serio, no es falsa modestia ni nada por el estilo, sino que lo piensa de verdad.
-Yo lo único que sé dibujar es un circulo, y con un compás. -Mis palabras le hicieron gracia, y me sonrió con una sonrisa perfecta, unos labios bien perfilados, no son finos pero tampoco son demasiado carnosos, unos dientes blancos y perfectos. Justo en ese momento me llegó su olor, realmente no sabría cómo definirlo, solo se que me gustó, me gustó mucho. Parece que vuelve a llegarme ese olor, un olor que me llena por dentro, que me envuelve en un sentimiento de libertad impresionante.

No me dura mucho esa sensación, me devuelve a la realidad el sonido de la puerta al abrirse, y lo que es aún peor las risas de Sandra y Marta, no se qué les hará tanta gracia, y la verdad es que me da igual.

-Yo creo que si lo hubiésemos planeado no hubiese salido tan bien. -Dice Marta entre risas.
-Pues sí, ha salido perfecto. ¿Para cuando la próxima? -Contesta Sandra tan pegada de si misma como siempre.

En realidad empieza a entrarme la curiosidad, pero no estoy segura de si quiero saberlo. Como sea lo que yo creo que es, no se lo que voy a hacer. Me decido de preguntar.

-¿De qué os reís tanto? -Les pregunto lo más inocente y despreocupada de lo que soy capaz. Pero les pilla de sorpresa y se me quedan mirando sin saber si decírmelo o no.
-¿Te acuerdas del porrazo de Adriana? -Empieza Sandra
-Si, y no es para os riáis, pedazo de hostia que pegó.
-Pues por eso. Nosotras queríamos dejarla en ridículo delante de la gente. No pensábamos que se iba a caer escaleras abajo, pero así es mucho mejor. Si no hubiese pasado nada nos habríamos reído solo un rato, pero ahora podemos reírnos cada vez que la veamos. -¿Será verdad lo que estoy escuchando? Son mucho peores de lo que yo me esperaba.

Se vuelven a reír, no entiendo cómo le ven tanta gracia a algo así, me parece horrible lo que me están diciendo, y no me puedo controlar.

-¿Tu eres gilipollas Sandra? ¿O simplemente eres una hija de puta? -Sandra levanta una ceja intentando demostrar su superioridad ante mi, pero estoy harta de ella y de sus tonterías. Marta por su parte se ríe de mi comentario hasta que Sandra la mira fulminante. -Y tu tampoco te rías, eres patética, haces todo lo que te dice esta y te crees que eres alguien y solo eres una mierda con patas largas. - No digo nada más, salgo de la habitación dando un portazo y empiezo a andar.

No sé muy bien a donde voy, pero sigo andando. Entonces lo veo claro, tengo que ir a contarle todo a Adriana, no es mi amiga, pero quiero que castiguen a Sandra y a Marta por lo que han hecho. Voy escaleras arriba cuando escucho la voz de Leo, habla bajito, pero no lo suficiente como para que no lo escuche. Desde donde estoy no lo puedo ver, ni el a mi, pero lo escucho. Me voy preparando inconscientemente para pasar a su lado y a pesar de no estar muy bien de ánimo quiero mostrarle la mejor de mis sonrisas. Pero un jarro de agua fría me cae cuando escucho la voz de una chica decir:

-Entonces vamos a quedar esta noche ¿no? -También conozco esa voz, es la chica del dibujo.
-Sí, a no ser que te de miedo. -No puede ser, esa voz serena o incluso a veces tímida a la que yo me he acostumbrado, ha dado lugar a una muy diferente, más juguetona e insinuante.
-¿Miedo? Miedo deberías tener tú. -Dice ella aún más provocadora y escucho como se marcha.

Este día se ha transformado en una pesadilla. Me quedo quieta, he olvidado totalmente donde iba y me sorprende encontrarme a Leo de repente delante de mi, yo también lo he sorprendido a él, iba seguramente pensando en lo que haría esta noche a juzgar por la cara que tenía hasta que me ha visto, y ha pasado de sorpresa a sorpresa desagradable y por ultimo a una sonrisa algo forzada, igual que la mía.

-Buenas, ¿dónde... -vuelve a utilizar su voz normal, la que antes me gustaba, y ahora tanto odio. -¿Estás llorando?
-No. -Suelto escuetamente tocándome la cara para comprobar que sí que tengo lágrimas deslizándose por mis mejillas. Creo que estoy llorando desde que he salido indignada de la habitación, pero no le había prestado atención.
-Entiendo que no me lo quieras contar, en realidad no nos conocemos, pero si necesitas algo, estoy en la habitación 78.
-Lo tendré en cuenta, pero no creo que vaya. -Subo las escaleras sin mirar atrás y sin despedirme, aunque solo es un chico en el que me había fijado, la verdad es que lo había idealizado demasiado, y me ha defraudado.

Se que no tenía ningún derecho a ser tan borde, solo hemos hablado una vez, pero no lo he podido evitar, me ha salido directamente del alma. Me acabo de dar cuenta de que aunque no tengamos nada, me ha mentido, ayer, cuando le pregunté sobre el tatuaje de la chica me dijo que no sabía cómo era, pero la verdad es que si lo sabía. Seguramente esta no será la primera noche que queden, ya le habrá visto el tatuaje, y el resto de su anatomía.

Sin darme cuenta estoy en la puerta 171 y he pegado unos porrazos. Abro y me las encuentro a todas en la habitación como suponía, me miran y las miro a ellas algo avergonzada por haber entrado tan rápido. No tengo muy claro cómo voy a empezar, pero antes de que me decida a decir nada empiezo a llorar sin poder evitarlo.

-¿Qué te pasa? -Pregunta Daniela entre sorprendida y preocupada, y veo que las otras tienen la misma expresión.
-¿Nada? -no se me ocurre nada mejor que decir. -Yo venía a decirle a Adriana que sé quién le tiró el agua. -Consigo decir entre sollozos.
-¿Quién? -Se ha levantado con cara asesina Adriana. -Ah ya... Sandra y Marta ¿verdad? Ya me lo esperaba, solo necesitaba que me lo confirmasen. Ahora puedo matarlas. -Esto ultimo lo dice mientras se pone de pié con las muletas e intenta salir, pero no la dejan.
-¡Eh! ¿Dónde vas? ¿Crees que le puedes hacer algo? -Dice Manu que acaba de salir del cuarto de baño.
-¿Qué hago? ¿me quedo aquí para que ellas sigan tan contentas riéndose de mi? No, no, no, no...
-No, tu te quedas aquí, yo voy a hablar con ellas, ¿alguien más viene? -Siempre he visto a Manu muy tranquila y avergonzada por todo, pero ahora está muy diferente, como amplificada.
-Yo, yo voy aunque sea para hacer bulto. -Se ofrece Melinda, creo que ella les impondrá más que Manu.
-Yo también. -Se apuntan Martina y Elena a la vez.
-Bien, pues vamos, vosotras os quedáis ¿no? -Les dice Melinda a Daniela y Adriana.
-Si, nosotras mejor aquí. -Dice Daniela obligando a Adriana con una mirada a que se siente en la cama.

Salimos al pasillo, Manu va a mi lado, porque ninguna sabe cuál es mi habitación.

-Sé que te pasa algo más, llamalo intuición, pero entiende que ahora no es el momento. -Este comentario de Manu me pilla por sorpresa, ¿cómo va a saber algo? No quiero decir nada, prefiero seguir andando hasta que llegamos a mi cuarto. Abro la puerta, las demás están detrás de mi.

-Cuanto has tardado en contarlo Liss, la verdad es que os esperábamos desde hace rato. -El aire prepotente de Sandra que hace que Marta se crezca más sentándose en la cama en la que antes estaba tumbada con expresión de suficiencia, parece que hace el efecto contrario en Manu, quien sorprendiendo a todo el mundo entra rápidamente en la habitación empujando a Sandra contra la pared con más fuerza de la que nadie esperaba.
-Mira niñita rubia, como vuelvas a hacernos algo a alguna... No, mejor aún. Como vuelvas a acercarte o si quiera mirar a alguna de nosotras, te arranco los dientes y me hago un collar ¿Entendido?

Todos estamos estupefactos, nadie se mueve, hasta que Sandra vuelve por fin a la realidad y dice:

-¿Quién eres tu? -dice con un tono calmado, tanto que podría hacer que Manu dudase y se volviera pequeña ante mi ex abeja reina.
-La que te hará pasar los peores momentos de tu vida si no la dejas tranquila. -Contesta Manu con el mismo tono que antes había utilizado Sandra, pero esta vez ella ya se lo esperaba.
-No sabes con quién estas hablando.
-¡Ah! ¿no?
-No, porque si lo supieras te callarías la boca. Mira lo que le ha pasado a tu amiguita, y eso que solo pretendía reírme, imaginate que podría hacerte a ti si me propongo de verdad hacerte daño. -En parte Sandra lleva razón, no solo es mala, si no que es capaz de convencer a cualquiera para que le haga el trabajo sucio.
-Creo que eres tu la que no tiene ni puta idea de con quién habla. Y esta es la ultima vez que te lo digo, olvidate de nosotras, buscate una vida y ocupate de ella. -Manu se da la vuelta y se va, pero ahora Marta se levanta de la cama y se pone delante de ella para cortarle el paso. -Y ahora tú, quitate de en medio.
-Quitame tú de en medio. -Responde altiva Marta sabiendo que Manu no puede con ella, ya que es mucho más alta. Pero Manu vuelve a dejarnos con la boca abierta cuando la agarra de la trenza y tira tan fuerte que Marta se tiene que doblar por la mitad, cosa que Manu aprovecha para pegarle un rodillazo en la barriga.
-Ya os he avisado, mirame y te parto las piernas.

Nos quedamos sin saber que hacer, pero con la seguridad de que ahora mismo Sandra y Marta no se atreven a hacerme nada, entro, cojo mi pijama y alguna muda limpia, lo meto en la maleta y salgo de la habitación. Tal y como han ocurrido las cosas, no hemos tenido que hacer nada nosotras. Manuela ha podido sola con la situación. La verdad es que nos ha hecho un favor, no habríamos podido hacerlo solas.

Volvemos a la habitación, donde encontramos casi tal y como las dejamos a Daniela y Adriana. Les contamos lo ocurrido y como era de esperar, no se lo creen. Tampoco está aquí Manu para corroborarlo, se fue justo cuando salimos de la habitación sin decirnos a donde. Comentamos un poco lo ocurrido, y pensamos en qué podemos hacer para que me cambien de habitación, nunca han cambiado a nadie sin un motivo de peso, y cómo voy a ir yo pidiendo un cambio de cuarto porque no me caen bien mis compañeras de cuarto. No me cambiarían ni de broma.

Con la cosa de la pelea, casi se me olvida lo de Leo, pero cuando estamos en la habitación acomodándonos como podemos, decido que es un buen momento para contarles lo que ha pasado. Daniela que es la que más conoce a Leo, de clase y eso, me dice que los ha visto hablando alguna vez por los pasillos, pero nada que llamase la atención. Creo que tendría que fijarme en otro chico ahora que todavía no siento nada por él.

-¿No sabéis dónde ha ido Manu? -Pregunta Elena algo preocupada.
-No, se ha ido sin decir nada. -Contesta Martina quitandole importancia.
-Si, se fue sobre las seis y son las diez, dentro de una hora se supone que debemos estar todos en nuestros cuartos y durmiendo.
-¿Qué hacemos? ¿Salimos a buscarla? -Martina ha cambiado su tono a uno un poco más preocupado.
-No se, ¿si? -Ahora la que duda es Elena.
-Podemos llamarla también. -Propone Melinda
-Ok, yo la llamo. -Daniela coge su móvil y busca en la agenda el numero de Manu y llama. Está un rato mirando a la nada esperando una respuesta en el teléfono, una respuesta que no llega. -No lo coge, voy a probar otra vez. -Le da a rellamada y espera, pero menos tiempo que antes. -Está apagado.

Nadie sabe si debe de preocuparse o no, por una parte no creemos que le pueda pasar nada malo aquí encerrada, aunque es verdad que Sandra la amenazó. Pero por otro lado, hoy estaba realmente rara y aún no la conocemos tanto como para saber si es normal que se vaya. Si le ha pasado algo de verdad y nosotras estamos aquí haciendo el tonto, no nos lo perdonaremos.

-Yo voto por buscarla. -Rompe el hielo Melinda.
-Yo creo que también deberíamos buscarla. -Afirmo yo que me he empezado a preocupar.

Como no podemos ir todas porque llamaríamos demasiado la atención salimos solo Melinda, Daniela y yo. Damos algunas vueltas por el instituto y le preguntamos a los pocos conocidos que vemos, pero nadie la ha visto. Cuando ha pasado media hora determinamos que tenemos que salir fuera a buscarla. Ha caído la noche, por lo que podemos escaparnos con más facilidad, ya que en Nova Lux dan por hecho que nadie se va a escapar de noche al bosque, así que dejan demasiados puntos débiles por los que poder escapar. Yo las guío hasta una parte de la valla por la que solía escapar con Sandra y Marta. Subimos por el árbol para poder cruzar la valla, no es complicado pasar, así que ni siquiera nos hace falta ayudarnos unas a otras. Estamos fuera del instituto, lo cual nos hace sentir un poco más libres. Andamos un poco por el bosque, sin llegar a adentrarnos mucho. Llamamos a las que quedan en la habitación para que nos digan si ha vuelto, y nos dicen que no. Como no encontramos nada nos adentramos más en el bosque, donde encontramos a alguien, pero no es Manu.

-Creía que no ibas a venir, ya se estaba haciendo tarde. -Dice la chica del dibujo.
-Quería que me echaras de menos un poquito. -Contesta Leo con esa voz picarona que utilizó en las escaleras esta tarde. -Además me gusta cuando te cabreas.
-A mi también me gusta cuando me cabreas, -se acerca a él poniéndole las manos en el pecho y acercando su rostro a la oreja de Leo para añadir con una voz que no habríamos podido escuchar si hubiese habido el más mínimo ruido. -pero me gusta más cuando me haces otras cosas.
-¿Si? Me alegro por ti, pero vamos a centrarnos en lo importante. -Se ha apartado de ella y a cambiado el tono a uno mucho más cortante.
-Como te gusta cortarme el rollo, pues sabes que al final caerás. -Ella también ha cambiado el tono, ahora habla como el que habla de broma con un amigo de toda al vida.

Se van, se adentran en el bosque, no sé qué pensar, si están juntos o no. Todo ha sido muy raro. Todas nos quedamos quietas y en silencio hasta que se han ido, pero volvemos a la realidad y seguimos buscando a Manu.

-Aquí no hay cobertura, quizá no lo tenía apagado, si no que estaba en el bosque y no tenía cobertura. -Expone Daniela tras mirar el móvil para ver que hora es. -¡Ah! ya son las once y media.
-¿Qué hacemos? ¿Seguimos? -Pregunto
-Si, ya que hemos llegado hasta aquí y lo tarde que es, no podemos volver sin ella. -Afirma Melinda.

Habrá pasado un cuarto de hora cuando vemos a Manu, de lejos pero sabemos que es ella, bajita, con las converse en los pies y el moño repeinado en la cabeza. No decimos nada, porque no está sola. Junto a ella hay un chico al que e visto durante unos dos años por el instituto, pero que no conozco. El año pasado estaba en mi clase, pero era muy misterioso y callado, solo hablaba con unos pocos, y yo no era una de ellos. Es alto y fuerte, y aún lo parece más al lado de Manu. Tiene un pelo castaño claro y sus ojos son rasgados demasiado pequeños incluso para un chico asiático. A juzgar por las caras de mis compañeras de búsqueda, Manu no les ha hablado de él antes, pero lo que más nos sorprende no es que esté en el bosque a estas horas con alguien, y eso que pensábamos que no tenía más amigos. Si no que de golpe él la agarra por la cintura y la besa.

lunes, 16 de abril de 2012

Cap. 3 Las 7 de Nova Lux

No me lo puedo creer. ¿Quién ha sido? Estoy empapada y desparramada por el suelo. No tengo claro cómo he llegado aquí, ni qué voy ha hacer. Solo se que voy a matar a alguien después de esto.

-¡Adriana! ¿Estás bien? ¡Adriana!- Escucho gritar a una voz que corre escaleras abajo tras de mi.

¿Qué hago? Me levanto haciéndome la indignada y pidiendo la cabeza de quien me ha hecho esto, no, no es una buena idea, perdería demasiado orgullo en el intento. Me quedo en el sitio sin moverme para que parezca que me he hecho mucho daño y así la gente no se reirá de mi, si no que se preocuparán, creo que este plan es mejor. Estoy prácticamente inmóvil, siguiendo mi plan, cuando unas manos me intentan dar la vuelta, entonces me doy cuanta de que aunque hubiese querido no podría haber llevado a cabo mi primer plan, me he hecho daño de verdad. He estado tan preocupada por intentar quedar lo mejor posible, que no me he percatado de que me he hecho polvo, pero ahora siento que me voy a partir en mil pedazos si alguien me mueve un solo dedo. Incluso mantengo los ojos cerrados por miedo a ver sangre o algo. Teniendo en cuenta esto hago lo que creo más lógico. Gritar. No quiero que me toquen, así que grito y grito que no se acerquen, no hacen más que preguntarme qué me duele, y yo no hago más que berrear que me duele todo.

De repente una voz autoritaria dice:

-¿Qué ha pasado? Quitaos de en medio. -Me gusta esa voz que se acerca, está diciéndoles a todos que se quiten, que me dejen y que no me toquen. -¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? -Ya no me gusta tanto, ahora es él quien me toca. Me quita el pelo de la cara y pone su mano sobre mi mejilla para ver si tengo alguna herida y algo así. Tiene unas manos grandes y fuertes que desprenden calor, mucho calor, pero un calor agradable. Decidido, él si puede tocarme. Y de hecho lo hace, siento sus brazos pasar por debajo de mi espalda y de mis piernas, me levanta del suelo y me lleva hacia alguna parte. No puedo mantenerme despierta. Así, sollozando entre esos brazos cálidos me desmayo.

Cuando me despierto estoy en una especie de habitación de hospital, miro a mi alrededor buscando algo o a alguien para saber donde estoy, pero o único que puedo ver es una habitación pequeña con las paredes blancas. No acierto a ver nada más, porque no puedo mover la cabeza, tengo puesto un collarín y por lo poco que siento mi cuerpo, diría que una pierna escayolada. Sigo medio adormilada cuando alguien entra en la habitación, no puedo ver quien es hasta que no está justo delante de mi, no se quien es, pero por la forma que tiene de mirarme creo que el si me conoce.

-¿Qué tal Adriana? ¿Cómo te sientes? -Reconozco esa voz, y sobre todo reconozco esas manos que vuelven a rozar mi mejilla.
-Bueno, no estoy en mi mejor momento. -Tengo una voz horrible, ronca y resquebrajada, pero parece que a él no le importa, porque sonríe y me mira con unos ojos miel, tanto por el color como por la dulzura que desprenden, una dulzura que casi puedo saborear.
-Me alegro, te has dado un buen golpe en... -me mira de arriba abajo para añadir- todas partes. -vuelve a sonreír, pero esta vez intentado no hacerlo para que no me mosquee, y aunque debería sentarme mal que se ría de mis circunstancias, la verdad es que no tenía pensado cabrearme con él. El hombre de las manos cálidas, por cierto, no se quién es ni cómo se llama.
-Si, la verdad es que creo que no hay ni un trocito en mi cuerpo en el que no me haya hecho algo. -Ahora no sueno tan mal como antes, no tengo mi voz normal, pero poco a poco la voy recuperando. -Emm, esto va a sonar muy mal, pero ¿quién eres? -me da vergüenza decirlo, porque él si que sabe mi nombre, además me ha traído aquí, y yo en cambio no lo conozco de nada.
-Soy Hugo, tu profesor de francés. Si no hubiese pasado hoy nada nos habríamos conocido mañana en clase.

Imposible, no puede ser que un hombre tan guapo sea profesor. Estaré todavía turbada por el golpe. Me intenta coger la mano, pero no quiero, me siento rara con su roce ahora que sé que voy a ser su alumna. Claro que nos teníamos que conocer mañana, pero no como alumna y profesor, si no como alumna y alumno, hermano de alumno, tío de alumno o cualquier cosa menos un profesor. Sigo sumergida en mis pensamientos sobre mi profesor cuando suena la puerta y entran tres chicas a las que no esperaba: Liss, Sandra y Marta.

-¿Qué hacéis aquí? -Les digo directamente, no quiero que estén aquí, no me fío de ellas.
-Yo estaba en la habitación con Daniela cuando llegó Manu a contarnos lo que había pasado. -Empieza a explicar Liss con voz de inocente, como queriendo dejar claro que ella no tiene nada que ver con lo que ha pasado. -Yo avisé a Marta y Sandra para venir a verte, y teniendo en cuenta que el año pasado estábamos siempre juntas, la enfermera ha decidido dejarnos entrar a nosotras primero.
-Bueno, os dejos solas, yo de todas formas me tengo que ir a seguir trabajando. -No quiero que se vaya, aunque no me gusta que sea profesor, lo quiero a mi lado. Pero no se queda, me da un apretón en la mano y sale por la puerta.
-Supongo que ahora entrarán tus nuevas amigas. -Rompe el silencio Marta. -Solo hemos venido a ver cómo estabas, y veo que bastante mal. -Esto ultimo lejos de decirlo con un tono compasivo, lo dice con un aire de burla que no me gusta, en realidad nada de ella me gusta.
-Liss nos dijo lo que había pasado, nosotras estábamos en nuestra habitación. -Ahora es Sandra quien habla. La odio, es la abeja reina, maneja a Marta como a una marioneta, y a Liss, bueno Liss vive un poco en su mundo, así que no se si la maneja o simplemente se deja llevar sin importar donde. -Y hemos bajado corriendo, estábamos preocupadas por si te había pasado algo. -No, no es cierto, no estaban preocupadas, es más me extraña que no tengan algo que ver con esto.
-¿Sabéis qué? Nos os preocupéis, estoy bien. Ya os podéis ir. -Los digo con la voz más fría y cortante de lo que soy capaz.
-Bien, como quieras, nos vamos. Recuperate rápido. -Se despide Sandra con su voz infantiloide y exasperante.

Marta se va sin despedirse y Liss pasa la mano por la cama en la que estoy y me hace una mueca con una mezcla entre pena y culpabilidad.

Ahora si entra quien debe entrar, cinco chicas que me sonríen para que me sienta reconfortada, y lo consiguen, la visita de las tres mellizas no me ha sentado nada bien.

-Creo que todo el mundo te pregunta lo mismo, pero no se me ocurre que otra cosa decir que no sea : ¿Cómo estas? -La primera en hablar es Manu, y se pone a mi lado dando saltitos.
-Pues mal, ahora mismo no me duele, pero supongo que en cuanto se me pase el efecto de la medicación que me han puesto me dolerán hasta las pestañas. ¿Os han dicho algo de lo que me he hecho? Aquí no ha entrado nadie todavía a decirme cómo estoy, y la pierna vale, pero el collarín... ¿me ha pasado algo grave?
-No han dicho nada, pero yo los he escuchado hablar y han dicho que no tienes nada grave, una fisura en la pierna y un esguince en el mismo pie, por eso la tienes escayolada. Y el collarín te lo han puesto por si acaso, siempre lo ponen. -Esto me lo dice Melinda, que aunque está detrás la veo perfectamente por encima de las cabezas de las otras.
-Bueno, y se te han caído tres dientes. -Me suelta Daniela. Pongo cara de horror y con la lengua repaso todos mis dientes para comprobar que no me falta ninguno. -Es broma, tienes los dientes perfectos.
-¿Sabes quién te tiró el agua? -Pregunta con voz baja Elena
-Ni idea, solo se que me calló agua encima justo cuando iba a bajar las escaleras, no me lo esperaba me resbalé y caí... Pero como averigüe quién lo hizo, lo mato.
-Primero tienes que pillarlo ¿no? Porque con la pata chula lo vas a tener complicado. -Manu siempre intentando dar la nota de humor, pero la verdad es que tiene razón, no estoy en condiciones de matar a nadie.

Estamos un rato hablando hasta que llega una enfermera y les dice que se vallan. Me quita el collarín y me dice que tengo que descansar, que mañana por la mañana me tendré que levantar para ir a clase. Le hago caso e intento quedarme dormida. Que forma más mala de empezar el curso. Lo único bueno ha sido Hugo, el hombre de las manos cálidas.

Ya es de día, me levanto como puedo, voy al servicio cojeando para asearme. Me cuesta la vida ducharme sin mojar la escayola que me llega hasta la rodilla.

Termino de ducharme y salgo a la habitación para vestirme. Tengo solo puesta la falda y el sujetador cuando llaman a la puerta, pensando que es la enfermera (que ya ha entrado antes a traerme las muletas y preguntarme si prefiero una silla de ruedas) le digo que entre. Pero no es la enfermera. Hugo entra y me mira, se queda un momento mirándome y yo quieta dejando que me mire hasta que ambos reaccionamos, el se da la vuelta y yo me pongo la camisa del uniforme lo más rápido que puedo.

-Lo siento, creía que... bueno, que no... -Tartamudea nervioso
-Supongo que esperabas que estuviera vestida. -Termino yo diciendo lo que él quiere decir. Me siento en la cama y ya que está aquí aprovecho y le pido ayuda para ponerme los calcetines y los zapatos, bueno, el zapato, porque en mi pata chula (como la llamó ayer Manu) no me puedo poner nada más que el calcetín. La verdad es que podría ponérmelo yo sola, pero prefiero que lo haga él. -Gracias, casi no puedo moverme, así que no puedo hacerlo sola. -Le miento mientras le sonrío con una sonrisa entre dulce, inocente y sugerente. El aparta la mirada un poco azorado, y yo sonrío más para mis adentros.
-La verdad es que he venido a por ti. Ahora tienes clase conmigo -mi sonrisa interior se contrae en una mueca de desilusión, por un momento se me había olvidado Elprofesor y solo pensaba en Manoscálidas. -así que he pensado que a lo mejor necesitabas ayuda para llegar, aunque veo que a la pata coja te manejas muy bien. -Ahora mismo se está riendo de mi intento de llegar hasta las muletas, que la enfermera no ha tenido otro sitio en el que ponerlas que al otro lado de la habitación. Una vez que ya las tengo en mis manos “puedo andar”, bueno, puedo moverme que no es poco.

Coge su maletín del suelo y abre la puerta para que salga. Intento salir de la habitación con todo el estilo del que soy capaz, pero cuando vuelvo a sentir esa mano cálida en mi cintura me recorre un cosquilleo que me sube desde la cintura a la espalda y hasta la nuca donde se funde en una sensación cálida por todo mi cuerpo, por culpa de esto se me afloja la pierna buena y caigo de nuevo al suelo. Al intentar sujetarme al pomo de la puerta solo he conseguido rotar sobre mi misma y caer de culo en el suelo, de tal forma que le he empujado a la puerta pegandole en las narices (literalmente) a Hugo. Tierra tragame. Como no lo hace, me levanto lo más rápido que puedo para ver que tal está Manoscálidas. Abro la puerta y me lo encuentro con las manos en la cara. Me acerco y se las aparto para encontrarme con una nariz sangrante. Pobrecito, el me ayuda y yo le parto la nariz, llamo a la enfermera. Se lo lleva y me dice que yo me tengo que ir a mi clase, yo le rebato diciendo que ahora tengo clase con Hugo y que si él no va qué voy a hacer yo allí, pero no consigo convencerla, no me queda otra que irme a clase.

-Ahí viene la lisiada -dice Martina bromeando cuando me ve llegar por el pasillo apartando a la gente como puedo.
-Si, me han echado de la enfermería. Con lo bien que estaba yo allí... -le contesto medio en broma medio en serio.

Entramos a la clase con el profesor de guardia, nos sentamos en nuestros asientos y hablamos para pasar el rato. Ha pasado media hora cuando llega Hugo, le veo que tiene un algodón en la nariz, por lo menos no le he roto la nariz.

La clase termina casi sin darme cuenta, me había quedado en las nubes escuchando como se presentaba y hablaba en francés mi profesor, la verdad es que no he entendido lo que ha dicho, ni siquiera he intentado traducirlo dentro de mi cabeza, prefiero que los sonidos se paseen por mi mente y por el resto de mis sentidos. Cuando todos se levantan para irse lo más rápido posible, yo prefiero quedarme sentada y esperar a que todos se vayan.

Me acerco a la mesa del profesor donde está Hugo apuntando algo en una libreta. Me mira y medio sonríe, realmente no se qué decir, me siento culpable por el algodoncito de su nariz.

-Lo siento, de verdad, fue sin querer. Es que me iba a caer y me agarré al pomo y pues me caí pegandole a la puerta y bueno, tu estabas detrás y... - No sé cómo pedir perdón por algo que no querías hace. Veo que él no le da tanta importancia como yo porque se ríe mientras yo me disculpo, me enfada que se esté riendo, pero sin tan siquiera intentar evitarlo me río yo también. Me siento en la mesa, para no tener que estar todo el tiempo apoyada en el pie bueno, me acerco a él y le quito el algodón.

-No te sienta bien, -le digo cuando veo que me mira algo sorprendido. -Así estas mejor, sin algodón digo... -Me siento un poco avergonzada por lo que acabo de hacer, y noto como mi cara se ruboriza, aparto la mirada riendo como si nada y me voy diciendo solo -Adiós. -No he esperado a que conteste, estoy fuera de la clase cuando Anselmo se me acerca y me dice que el director quiere hablar conmigo. La verdad es que me sorprende pero cuando me dice que es por lo de mi caída me relajo y lo sigo hasta el despacho. Para poder llegar hay que bajar una planta, y como no puedo bajar las escaleras con las muletas, tengo el privilegio de bajar por el ascensor, que solo pueden utilizar profesores y demás trabajadores del centro, y en caso excepcional alumnos que como yo ahora mismo no podemos movernos fácilmente por las escaleras.

Ya he llegado al despacho, Anselmo llama a la puerta y entro. Dentro me encuentro un hombre canoso, de piel morena y ojos verdes, un verde intenso y brillante. De joven, este hombre, tuvo que ser muy guapo, es alto, más que alto, es grande. Muy grande. Me siento algo intimidada, es la primera vez que tengo que venir al despacho del director, y aunque sé que no me va a echar ninguna bronca, me sigue dando algo de miedo.

-¿Qué es exactamente lo que pasó ayer, Adriana? -Su voz es clara pero a la vez algo sombría.
-No lo sé, me cayó agua encima y resbalé por las escaleras, es lo único que sé.
-¿Tampoco sabes quién te tiró el agua?
-No, ni idea. Si lo supiera estaría aquí para que me expulsaras después de pegarle una paliza al hijo de...
-Eh, eh, no digas palabrotas, no queda bonito en una señorita. -¿Se está cachondeando de mi?
-Bueno, pues después de pegarle la paliza a esa bellísima persona que me tiró el agua. -Lo digo con el tono más irónico del que soy capaz y sobre todo el “bellísima persona”.

Estamos un rato hablando sin sacar nada en claro y me dice que me vaya a seguir con las clases. La verdad es que me había olvidado de que tengo que enterarme de quién me tiró el agua, y si bien tengo una idea de quien ha podido ser, no lo tengo del todo claro, así que no puedo hacer nada. Aún.

No tengo ganas de estar en clase, me duele la cabeza y las manos de tener que ir con las muletas. ¿Y si pido una silla de ruedas? La enfermera me la ofreció cuando me trajo las muletas. No, mejor no, la gente me miraría demasiado por los pasillos, además no se si me manejaría bien con la silla. Espero a que pasen las horas para poder ir a mi habitación a tirarme en la cama y pensar, o más bien dejar de pensar.

Por fin terminan las clases y vamos a comer. En el comedor todo el mundo me pregunta cómo estoy, y yo estoy harta de decir siempre lo mismo. Cuando hemos terminado de comer nos vamos todas a la habitación de Daniela, Elena y Manu, es la más alejada, así que es la mejor para poder hablar y prácticamente gritar sin que nadie nos escuche.

-¡Qué ganitas tengo de morirme por Dios! -Manu siempre tan llena de energía.
-Si, nosotras también tenemos ganas de que te mueras. -Tira la pullita Elena.
-Pues cuando lo haga me quedaré como un fantasma por aquí jodiéndoos la vida, no me separaré de ninguna, lo advierto... -Sigue Manu con una voz bromista de condena eterna.
-Uff ¿Manu durante toda la vida?
-Toda, todita, toda.
-Me moriría... -Esta vez es Melinda quien habla.
-Es la idea. -Concluye Manu

Me gustan estas conversaciones sin sentido, me hacen que deje de pensar en la Bellísimapersona y en Manoscálidas. Pero por lo que veo a Daniela no le hacen tanta gracia.

Llegamos a la habitación y nos tiramos en las camas y en el suelo, yo por suerte, gracias a mi pierna mala me quedo en una cama sin tener que pelear con nadie como hacen Martina y Melinda. No se cuanto tiempo llevamos en la habitación hablando y bromeando cuando suenan unos golpes fuertes en la puerta.

domingo, 15 de abril de 2012

IMM Vlog 5

Pues hoy os traigo mi quinto IMM, espero que lo veais y sobre todo que os guste
Así que DALE AL PLAY!!



¿Qué os han parecido los libros? ¿Habeis leido alguno? ¿os gustan?

jueves, 12 de abril de 2012

Cap. 2 Las 7 de Nova Lux

Suena el despertador, me despierto poco a poco después de una noche horrible. Casi no he podido dormir, entre los nervios del primer día y lo de anoche. Pensé que si me marchaba se iba a terminar todo, por eso decidí venir a Nova Lux. Pero me equivoqué, esté donde esté me va a perseguir esta pesadilla constante.

Me vuelvo perezosa a la izquierda y ahí está Manu le veo solamente la nuca y el pelo recogido en un moño alto que tras una noche sin parar de dar vueltas, parece más un nido de pájaros que el cabello de una chica. Sé que no ha dormido mucho esta noche, porque todas las veces que me he despertado durante la noche la e visto intentando buscar la postura perfecta para quedarse dormida. Postura que veo que ha encontrado hace poco, porque aunque está despierta no veo que tenga energía para levantarse. Me incorporo y estiro intentando desperezarme, miro a la otra cama y me encuentro que Elena no se ha enterado de que el despertador ya ha sonado. Me levanto y empiezo a andar hasta el cuarto de baño, me miro en el espejo y veo una cara cansada, que se incentiva con el color purpura que hay bajo mis ojos. Escucho como Manu llama a Elena para decirle que tenemos que levantarnos, también escucho una especie de ronroneo que supongo que es la forma de quejarse medio dormida que tiene Elena. Una vez que tengo lavada la cara empiezo a echar corrector en mis prominentes ojeras, intento disimularlas lo máximo posible, pero es muy difícil ocultar una noche entera de pesadillas y sobresaltos. Termino de maquillarme y salgo del baño para vestirme. Me alegro de que en Nova Lux tengan un uniforme, así no tengo que preocuparme de buscar ropa cada día. Al abrir la puerta lo primero que me encuentro es que Manu se lanza corriendo hacia la puerta diciendo algo parecido a:

-¡Rápido que me hago pisss!- Deja sisear esa “s” hasta que cierra la puerta con el talón.

Elena por su parte se está poniendo el uniforme, yo decido ponerme el mio también y me doy cuenta de que la falda le queda más corta que a mi. Claro, es mucho más alta que yo. No importa nunca he tenido complejo de bajita, y menos hoy con la de cosas que tengo en la cabeza.

-¿Qué tal tu pierna?- Escucho decir detrás de mi a Elena. ¿Qué pierna? Ah, si, el tirón que me dio ayer. Hago como que cojeo un poco cuando me doy la vuelta.

-Bien. Bueno, duele un poco pero no tanto como ayer- contesto mientras me masajeo la pierna. Creo que lo he hecho bien, creo que se lo ha tragado, hasta que me dice:

-Era la otra pierna la que te dolía anoche- ¡Zas, en toda la boca! No sé qué decir, me ha pillado, ¿Qué hago?¿Qué digo?

-¿Me pasáis mi neceser? Está encima de la mesilla de noche. -Manu no lo sabe, pero esas palabras han sido música para mis oídos. Me vuelvo rápida para coger el neceser y dárselo sin saber muy bien con qué pierna debo cojear. Escucho unas risas disimuladas, las dos se están riendo de mi patético intento de mantener mi farsa. Creo que ha llegado el momento de dejar de cojear.

Una vez que ya estamos las tres vestidas y preparadas salimos por primera vez de la habitación 171, y no tenemos ni la menos idea de hacia dónde ir. Seguiríamos al resto de alumnos, pero como hemos salido tarde no hay nadie. Salimos a correr a la única dirección que vemos, a la izquierda, ya que estamos casi en las ultimas habitaciones, y a la derecha lo único que encontramos es una puerta grande y cerrada.

Corremos hasta que vemos a unos chicos que parecen tener más o menos nuestra edad, y tras comprobar que a mis compañeras les da vergüenza preguntar, voy yo a hablar con ellos. Tenemos suerte, si son de nuestra edad, y ahora tienen clase de filosofía con Román. No seguimos hablando con ellos, porque aunque han sido correctos a la hora de contestarnos, no son precisamente amigables. Espero que el resto de alumnos de la clase sean más simpáticos.

Nos sentamos las tres juntas casi al fondo de la clase, ya que como hemos entrado las ultimas nos hemos quedado sin sitio en las primeras filas. Por suerte no somos muchos, así que aunque estemos atrás no estamos lejos de la pizarra. El profesor, es bajito, gordito y se peina intentando ocultar sus entradas ya incipientes, pero lo más importante no es el cuerpo del profesor, si no su voz, Manu, Elena y yo no podemos evitar reírnos de la forma más disimulada de la que somos capaces al escuchar por primera vez una voz aguda, más que aguda chillona diciéndonos:

-Chicos, voy a ser vuestro profesor de filosofía en este curso, mi nombre es Román, algunos ya me conocéis de otros años, pero hoy veo algunas caras nuevas. - Estas ultimas palabras las dice mirándonos a nosotras, y a otro chico que hay sentado en segunda fila, en la esquina de la derecha. -Así que os voy a explicar un poco qué vamos a hacer este año, qué vamos a estudiar y por supuesto, cómo voy a evaluaros.

Nos cuenta todo tipo de detalles sobre su asignatura. Nos hace algunas preguntas a los nuevos alumnos, la primera en presentarse es Elena, que se limita a contestar a las preguntas con respuestas concisas, y si es posible con un si o un no, pero algunas veces tiene que volver a contestar, porque no se le entiende, ya que tiene la boca oculta tras su mano intentando ocultarse lo máximo posible de las miradas de la clase. La siguiente en presentarse soy yo, y la verdad es que tampoco se que decir, así que simplemente contesto a lo que me pregunta con una sonrisa y una voz alegre. Va a ser mi profesor durante un año, quiero causar buena impresión, por si en algún momento quiero hablar de mis notas. La siguiente el Manu, que igual que yo, contesta y sonríe. Por ultimo, se presenta el chico de la segunda fila, se llama Leo, vive con su hermana, y como ella tenía que ir a trabajar al extranjero, decidieron que lo mejor sería que él se quedarse en España, pero no podían estar manteniendo dos casas, por lo que Leo le propuso venir a Nova Lux, a contado toda la historia con una voz monótona, como si la hubiese contado tantas veces que ya pierde la importancia que antes tendría. Leo tiene la piel morena, un moreno natural, pero que bien podría ser una crema de “autobronceado con un toque de sol”, su pelo también es oscuro, negro como el carbón le cae sobre la frente como despeinado y sus ojos marrones tienen un brillo increíble, no me había fijado antes, pero es guapo. Tras las presentaciones el profesor vuelve a hablar, incluso nos cuenta alguna anécdota que otra, que por la forma en la que los alumnos antiguos la comentan, parece ser que es muy normal en sus clases.

Segunda hora, me tengo que separar de Manu y Elena para buscar mi clase de matemáticas, y como escucho a unas chicas que comentan que ahora tienen esa clase, disimuladamente las sigo, así por lo menos no me perderé. Llegamos a la clase y aprovecho que he llegado de las primeras para sentarme en la segunda fila, es la que más me gusta, porque así no estoy ni atrás, ni justo delante del profesor. Empieza a llegar la gente, a mi lado se sienta una chica delgada, no muy alta, con un pelo castaño y muy liso, viene con otras dos que se sientan a su lado, una de ellas es muy alta y esbelta, lleva el pelo rubio oscuro recogido en una trenza larga que le cae por la espalda, al contrario que la tercera chica, que es casi de mi estatura y con el pelo mucho más rubio y corto. Las escucho hablar mientras el resto de los alumnos van entrando, veo que Leo entra también y se vuelve a sentar en el mismo sitio en el que estaba en la otra clase, así que ahora está sentado a mi lado, el también me reconoce y me sonríe, le devuelvo la sonrisa y me vuelvo hacia delante sin saber muy bien que hacer.

-Hola, ¿eres nueva verdad?- me dice sonriendo la chica de mi derecha mirándome con unos ojos en los que se mezclan el marrón al rededor de la pupila con el verde que hay en el resto del ojo, creando una mirada intensa.

-Sí, este es mi primer año aquí, ¿tu cuanto tiempo llevas en el internado?

-Pues... tres años, empecé la ESO aquí. Bueno, ¿Qué tal el primer día? Por cierto, ¿Cómo te llamas? Yo soy Liss.

-Daniela – me da dos besos que me pillan un poco de sopetón, pero consigo devolvérselos. -Pues no va mal, pero solo estamos a segunda hora, todavía me quedan cuatro largar horas para poder decir cómo me ha ido.

-Seguro que te va bien. ¿Qué optativa tienes? Yo ahora después doy tecnología.

-Yo no, me he cogido ciencias de la salud, ahora tengo biología creo.

-Pues pasaremos muchas horas juntas, ¿verdad?- se vuelve hacia las otras dos para que la apoyen, y ellas asienten sonrientes. -Bueno, y ellas son Sandra y Marta.

-¡Hola!- saludan las dos al unisono. Sandra es la rubia bajita, y Marta la más alta.

-Nosotras también damos ahora biología, así que estaremos juntas. -me dice la voz ronca de Marta.

La verdad es que Liss parece agradable, quizá demasiado, ¿me estará camelando para hacerme una novatada después? Sus amigas también parecen simpáticas, pero no quiero confiarme por si acaso. El resto de la clase me la paso escuchando al profesor. Al contrario que Román, Fabián es mucho más joven, nos habla como a iguales, no como a niños pequeños. También hablo un poco con Leo, es mucho más simpático de lo que pensaba, y me fío más de él que de las otras tres, no por algo en especial, si no porque él también es nuevo como yo, así que sé que no me va a hacer ninguna faena.

Suena el timbre y se levantan algunos, supongo que los que se tienen que cambiar de clase. Se van Liss y Leo. Vuelvo a estar sola, pero se sientan a ambos lados dos chicas que antes estaban sentadas delante, por lo que comentan entre ellas, resulta que la profesora que viene ahora escupe mucho al hablar, así que prefieren no estar en primera fila para comprobarlo. También son nuevas, nos presentamos y empezamos a hablar, porque igual que me ha pasado con Leo, me siento más cómoda con gente nueva. Una de ellas, la más alta, se llama Melinda, es muy alta, morena y lleva el pelo recogido en una cola, tiene unos ojos preciosos, azules y rasgados. A mi izquierda está Adriana, también alta, pero menos que Melinda, aunque más delgada, lleva los labios pintados de rosa y los ojos marrones perfilados en negro. Saca un espejo del bolso y empieza a mirarse en él, es graciosa la cara que pone cuando se mira, parece que intenta ligar con el espejito. Hablo con ellas durante toda la clase, le hacemos muy poco caso a la profesora de biología, preferimos hablar sobre nosotras para ir conociendonos. Melinda cuenta que su madre es española y su padre inglés, y aunque lleva toda la vida en España, sus padres pensaron que sería buena idea ir a vivir a Reino Unido, pero ella no quería y se vino a Nova Lux. Adriana por su parte tiene una historia parecida a la de Manu, sus padres buscaron un internado y ahora está aquí. Aunque este no es su primer año, si no que vino el año pasado. También me ha contado que antes salía con Sandra, Marta y Liss, pero que habían demostrado ser demasiado falsas como para ser amigas de nadie. Yo sabía que tenían algo que no me gustaba. Al igual que Elena, Manu y yo, ellas se han conocido al ser compañeras de cuarto. Me comentan que su otra compañera está en humanidades, por lo que no tienen muchas horas juntas, solo unas pocas comunes.

A la hora del recreo veo a Manu sentada en el césped sola, pero no tarda mucho en tener compañía. Elena llega con otra chica, las dos son más o menos de la misma estatura. La otra chica tiene un color de pelo parecido al mio, un poco más oscuro. Me acerco a ellas para ver qué tal han estado sus clases, Manu me cuenta que ha estado en la ultima fila todo el día, y que solo ha hablado para contestar cuando un profesor le ha preguntado algo. Se le ve en los ojos que va a llorar si sigue hablando de su día, y que ya ha llorado antes de vernos. Elena ha tenido más suerte, ha conocido a Martina a segunda hora, así que no ha estado sola. Martina es una chica alegre y risueña, siempre está sonriendo.

Vemos a Liss y sus amigas hablar con otros dos alumnos, un chico y una chica, supongo que son hermanos, es más mellizos, porque el parecido es impresionante, los dos son altos, rubios de ojos azules, unos dioses arios en resumen. Parece que los hermanos no están muy interesados en hablar con ellas, así que acaban marchándose y dejándolos solos de nuevo.

-Esos dos están en mi clase, en las comunes y en las optativas, son un poco callados, pero nos han puesto con ellos en un grupo para un trabajo de Latín y son buena gente, ¡y listos!, nos han dejado como idiotas a todos cuando han empezado a traducir un texto en Latín sin un diccionario ni nada. A mi me viene estupendo que estén con nosotras en el grupo, así tenemos que hacer menos...-Elena y Martina se ríen cómplices.

-Son Garis y Chloris Nacht, vinieron desde Alemania hace dos años, pero no nos han contado nada más.- Comenta Elena y se vuelve a mirarlos y ve que Chloris la está mirando y sonriendo picarona. Se vuelve rápido hacia nosotras para seguir con la conversación.

Creo que tenemos una pandilla, ya por lo menos no estamos solas. Aunque las conozco desde hace nada más que un día o unas horas, teniendo en cuenta que vamos a estar aquí mucho tiempo creo que puedo llamarlas amigas.

Ya han terminado las clases, hemos comido y voy directa a la habitación mientras las otras están aún en el comedor, porque necesito dormir aunque sea un rato. Escucho unos pasos que corren directamente hacia mi, me vuelvo rápida con miedo de que sea lo mismo de siempre, pero no, es Liss, me sonríe y acerca para preguntarme

-¿Conoces a Leo? ¿Te gusta? ¿Tenéis algo? Es que os he visto hablar antes y...

¿Qué?¿Cómo? No entiendo nada, ¿A qué viene esto?

-No, o sea, si lo conozco, pero ni me gusta ni tenemos nada. Lo he conocido hoy en clase.

-Ok, perfecto. Es que la verdad es muy guapo, y eso. Y como lo he visto hablando contigo pues digo: y si están juntos, aunque claro, teniendo en cuenta que los dos sois nuevos no os conoces entonces ¿cómo vais a estar juntos?- Suelta esta retahíla tan rápido que no me da tiempo a contestar más que algún “claro” o un “si”.

Bueno, he estado hablando un rato más con Liss, y he descubierto que no es tan frívola como me había parecido al venir a preguntarme lo de Leo, pero no termino de estar convencida, porque como Adriana me ha dicho que no son precisamente buenas amigas, no me fío, pero creo que son Sandra y Marta la mala influencia, porque Liss es mucho más divertida ahora que no están ellas.

De repente entra Manu en la habitación y suelta:

-¡Qué fuerte!

Cap1 y 2 DESCARGAR AQUI

miércoles, 11 de abril de 2012

Por favor....


Hola!! Buenas, ayer colgué el primer capitulo de una historia a la que llevo dandole vueltas casi un año, se que no es mucho en comparación con lo que tardan muchos escritores es hacer algo (que no es que diga que yo soy una escritora ni nada, es una forma de decirlo...).
Pero la verdad es que me gustaría que la leyeseis, puede que parezca muy largo el capitulo y eso, pero en realidad no es tanto, pero en una entrada de blog parece que es mucho mas... Y se que da mucha pereza, pero es muy importante para mi y necesito pedirlo =)
Así que por favor, las poquitas personas que seguís mi blog y eso, os pido de corazón en serio que lo leais y me digais que tal... porque las unicas que lo han leido han sido amigas, o sea, que no me van a decir: pues no me gusta... escribes mal... Y como supongo que os gustan los libros y leeis mucho, sabreis distinguir entre una cagada y algo bueno. Yo se que no soy buena, es la primera vez que intento escribir algo más largo de una o dos hojas...
Bueno, que por favor lo leais y me digais vuestra opinion... (pero no seais muy malas que traumatizo con mucha facilidad ^.^)
Os dejo la SINOPSIS DE LAS 7 DE NOVA LUX
Muchos besitos y gracias por leerme..=)

martes, 10 de abril de 2012

Cap. 1 Las 7 de Nova Lux

Nova Lux, mi casa, mi hogar, un colegio interno donde los padres mandan a sus hijos para alejarlos de los peligros de la vida que, segun ellos se encuentran en los institutos publicos y en los estudiantes de estos institutos, pero ¿de verdad estabamos protegidos? ¿estabamos fuera de cualquier peligro? yo creo que no, pero empecemos por el principio, me llamo Manuela Rivera, pero todos me llaman Manu, hace tres años mis padres me internaron en Nova Lux, no se muy bien si para descansar de mi durante unos años o como ellos decían, para tener una educación mejor y más controlada. Sobre todo más controlada.

Camino al colegio pasamos por la población más cercana, Duna, un pueblo pequeño bastante bonito y soleado pero con una sombra de misterio, exotismo y de algo más, algo indescriptible, algo especial. El aire hace llegar el olor a mar que se oculta detrás de la montaña, más bien un monte en torno al cual se erigió el pueblo de Duna. Mientras paso cerca de esta montaña dirección a mi encierro, me doy cuenta de que casi en la cima de la montaña hay algo parecido a una casita, una casita a la que me gustaría escaparme ahora mismo para quedarme allí estos tres años que me esperan sin tener que llegar a ese colegio al que me mandan mis padres.

Cuando llego a Nova Lux mis padres me dejan en la entrada principal, pero sin llegar a entrar, creen que debo intentar desenvolverme yo sola aqui dentro, pero yo no lo veo muy claro. Se bajan del coche y mientras mi padre saca las maletas del maletero y me dice todo lo que debo y lo que no debo hacer, mi madre asiente y me abraza y besa como si me fuese a la guerra. Ya con las maletas en las manos y rumbo a lo desconocido escucho como el coche vuelve a arrancar y se van, las unicas dos caras que reconozco en este lugar. Ahora estoy sola. Empiezo a andar hasta encontrar a un hombre bajito, con unos kilitos de más y unos pelitos de menos, parece ser el conserje, ya que lo veo hablando con algunos alumnos que por lo que veo llevan aqui unos años porque bromean con él y hablan sobre cómo han pasado el verano cada uno. Bueno, lo reconozcon por eso y por las llaves que lleva colgadas del cinturón, un clásico entre los conserjes. Me acerco a él y muy avergonzada le pregunto dónde está mi habitación y dónde debo ir, como obviamente no me conoce, no sabe donde mandarme, así que vamos a secretaría para poder buscar mis datos y llevarme a mi habitación donde encontraré la cama donde dormiré, las cuatro paredes donde viviré y lo más importante las chicas con las que tendré que compartir estas paredes durante los proximos tres años.

La verdad es que no me había parado a ver el edificio, solo pensaba en encontrar a alguien que me ayudase a llegar a mi cuarto. Y trás encontrar a Anselmo, el conserje, me había centrado en seguirlo y responder a las preguntas que me hace sobre el verano, mi antiguo instituto y mis espectativas en este nuevo hogar. Y aunque me encantaría decirle que no quiero estar aquí, que no me gusta la gente nueva, que preferiría volver a casa con mis amigos y olvidar este lugar, me limito a decir que ha sido una decisión de mis padres a la que no podía negarme. Creo que entiende el signifiacado real de lo que he dicho, porque sonríe como diciendo «No eres la unica que no quiere estar aqui». Cuando me siento más relajada gracias a la conversación de Anselmo, empiezo a mirar a mi alrededor y fijarme en que el edificio es bastante sencillo, pero bonito, acogedor, parece como si Nova Lux me esté dando la bienvenida, y eso también hace que me relaje. Ya no miro a la gente de mi alrededor con desprecio por estar aquí, si no que empiezo a verlos como futuros compañeros o incluso posibles amigos, la verdad es que nadie me llama la atención en especial, hay chicos guapos, feos, más altos, más bajos,... pero solo a unos pocos creo que recordaré cuando mañana los vea de nuevo por este pasillo o en clase.

Ya he llegado a la habitacion 171, está cerrada, con llave, por lo que entiendo que no han llegado aun mis compañeras. Anselmo me da la llave y se despide deseandome suerte. Abro la puerta despacio, una parte de mi no quiere abrir, porque cree que así, al abrir esa puerta, cerraré la puerta de la esperanza que aun me queda de volver a casa. Pero acabo abriendola entro y veo una habitación más grande de lo que esperaba, hay tres camas, una justo en el frente de la puerta, y otras dos a los lados en las paredes contiguas. Sin pensarlo dos veces me decido por la cama de la derecha. Pongo las maletas encima de mi nueva cama para poder sacar la ropa y acomodarla en el armarito que hay al lado, no intento ocupar poco espacio, porque sé que los armarios son individuales.

Cuando llevo un rato colocando ropa y ya me siento más cómoda aquí, se abre la puerta y entra una chica alta, con unas piernas larguísimas, de piel morena y pelo largo y liso, aun pareciendose a la típica protagonista de una película, guapa y extrovertida, parece que no lo es, entra con mucha cautela porque sabe que hay alguien dentro. Esto me hace pensar que más bien es un poco vergonzosa, igual que yo. Cuando ya está dentro y ha cerrado la puerta, se vuelve hacia mi y con una sonrisa tímida y una voz que casi podría ser un susurro rápido dice:

-Hola- y se vuelve a mirar las dos camas y hay vacías y pregunta- ¿No ha venido nadie más? es decir, ¿no ha venido aun la otra compañera?
-No, has sido la primera en llegar, bueno, la segunda, la primera he sido yo- ¿en serio he dicho eso? es penoso, lo se, pero no tengo claro cómo empezar una conversación de la nada. Aún así, me lanzo- ¿Es tu primer año aqui?

Gracias a esta pregunta tan simple conseguimos entablar una conversación que parece no terminar nunca. Me gusta, me gusta ver como no ha sido tan dificil encontrar a alguien en este lugar. Se llama Elena, me cuenta que al igual que yo, acaba de llegar nueva a Nova Lux, que antes estudiaba en un instituto normal (o sea, no estaba interna). Me habla sobre sus amigos, el pueblo en el que vivía, que no tiene nada que ver con Duna, es mucho más grande, casi más parecido a una ciudad. Allí ha dejado a su familia, amigos y a su novio, que aunque es un chico bastante centrado y serio, parece que es la principal razón de que ahora esté aqui, sus padres no quieren que «siendo todavía una niña» esté atada a alguien.

Y entre risas escuchamos cómo la puerta se abre, y entra una maleta, un bolso se apoya encima de la maleta y una chica rubia con el pelo suelto y liso se pelea por poder entrar, con tan mala suerte que cae encima de las maletas, aunque nos levantamos rápido para ayudarla a ponerse en pie, no podemos evitar reirnos, y menos mal que no en una chica estirada y repipi a la que le puede sentar mal que nos riamos, si no que se une a nuestras risas mientras se mueve entre carcajadas hacia la cama que queda vacía.

Pasamos largo rato metidas dentro de la habitación contandonos cosas para conocernos mejor, ahora atiendo más a lo que cuenta Daniela, ya que Elena está contando igual que yo, lo que ya hemos hablado antes. De Daniela saco en claro que ella pidió internarse en Nova Lux, porque aunque era feliz en su casa con su padre y sus amigos, quería cambiar de aires. La verdad es que no nos da muchas explicaciones de porqué quería irse, por lo que supongo que todavía no tiene tanta confianza con nosotras como para contarnos algo un poco más intimo.

-¿Qué teneis mañana a primera hora? - Pregunta Daniela mirando su horario.
- Pues no tengo ni idea la verdad- Contesto mientras busco el mio y veo que tengo Filosofía, con un tal Román. - Filosofía. Que pereza ¿no? Filosofar tan temprano...
-Yo también tengo filosofía ¿vamos juntas?
-Perfecto, menos mal que no tengo que ir sola a mi primera clase en este sitio.
- ¡Ah! ¡yo también!- Grita Elena desde detrás de su cama donde ha estado buscando el horario dentro de su mochila.

Genial, por lo menos mañana no llegaré sin conocer a nadie a primera hora, aunque despues tenemos que separarnos, porque tenemos cogidas optativas distintas, a segunda hora yo tengo economía con Jaime. Elena tiene Latín con una tal Angela, que también le dará Griego. Daniela por su parte irá a matemáticas, que aunque yo también doy matemáticas, al tener optativas diferentes mis matemáticas también son diferentes.

Se escuchan ruidos por los pasillos de los alumnos que van de un lado a otro, pero nosotras no nos decidimos a salir, la verdad es que creo que ninguna queremos salir. Aunque estaría bien dar una vuelta por el instituto para saber cómo llegar mañana a clase, pero no decimos nada. Nos quedamos un rato calladas mirando la puerta, pensando qué hacemos ahora y dónde vamos mañana cuando tengamos que salir del unico sitio que conocemos en Nova Lux, nuestra habitación.

Volvemos a hablar, de cualquier tontería. Nos contamos las preocupaciones que tenemos al ser nuevas, nos preguntamos si los veteranos tendrán como costumbre hacer novatadas a los que llegamos nuevos cada año. En realidad no había pensado en ello, pero ahora creo que tengo más miedo aun de tener que salir de mi habitación. Hablamos durante largo rato, contamos cosas serias, menos serias, graciosas, desternillantes... hasta que, entre carcajadas, veo como Daniela se queda seria, con la cara blanca y la mirada perdida. No se qué hacer ni qué decir, pero escucho a Elena:

-¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?

El color empieza a volver a su rostro, parpadea unas cuantas de veces, nos mira y sonrie. Es una sonrisa nerviosa, una sonrisa que oculta algo.

-No, estoy bien. Es que me ha dado un tiron en la pierna- se excusa mientras se masajea el gemelo.

Elena y yo nos miramos, sabemos que es mentira, pero no queremos meternos donde no nos llaman, asi que hacemos como que la creemos. Nos duchamos, nos ponemos nuestros respectivos pijamas y nos vamos a dormir. O a intentar dormir en mi caso.

DESCARGAR AQUÍ

lunes, 9 de abril de 2012

2º Vlog

Pues lo dicho, me he animado a hacer otro video, espero que os guste y que me comenteis que tal vuestra semana, y tambien si quereis que hable de algun tema en concreto me lo dejais aqui abajo... ^.^

Reseña El diario azul de Carlota


FICHA TECNICA
Nombre: El diario azul de Carlota
Autor: Gemma Lienas
Editorial: El Aleph
Precio: 11,99 €
Género: Juvenil realista
Número de páginas: 236
Continuación: El diario amarillo de Carlota

SINOPSIS
¿Alguna vez has tenido un novio que te controle demasiado, que se enfade si sales con las amigas, que te envíe más de 25 sms durante el recreo y se ponga celoso si hablas con los chicos de tu clase? ¿Has tenido algún amigo que, sin decirte nada, haya sufrido alguna forma de violencia, ya sea física o psicológica, en el colegio? ¿Conoces a algún chico o chica víctima de la violencia en su casa?
Después de las aventuras amorosas con Flanagan y Koert, y con ganas de tomarse unas vacaciones sentimentales, Carlota decide empezar un diario sobre la violencia de género, un problema que hace siglos que existe pero que no se ha hecho visible hasta los últimos años. A partir de testimonios que va recogiendo, algunos muy cercanos, y de información que recibe, como siempre, de parte de su madre, su abuela y su tía Octavia, Carlota escribe este diario azul que tenéis entre manos, y que también habla de la violencia escolar y la violencia infantil, que funcionan con mecanismos similares a los de la violencia de género: a partir de ideas que la tradición da por buenas, algunas personas se creen superiores a otras, y abusan de ellas.
El diario azul de Carlota no es exactamente una novela ni tampoco un diario, sino un libro a caballo entre la ficción y la no-ficción que trata todas estas formas de violencia y nos ofrece recursos para defendernos antes situaciones de peligro.

OPINION PERSONAL
Esta nueva entrega de la vida de Carlota nos encontramos con un tema mucho más serio, el maltrato, pero no solo maltrato entre parejas, si no que también abusones de colegio.
Esta vez, no es Carlota la verdadera protagonista, si no su amiga Mireya que empieza a salir con un chico que no le acaba de gustar mucho a Carlota, aunque no sabe muy bien porqué.
He de decir que este me ha gustado menos que el anterior, ya que es mucho menos divertido, en este libro hay demasiadas historias diferentes, aunque la principal se mantiene durante todo el libro, en realidad yo diría que hay dos historias, una de maltrato dentro de la pareja, y otro de abuso escolar por culpa de la homofobia.
Al igual que el resto de diarios de Carlota es un libro con un caracter muy didactico, creo que son una serie de libros que todos deberiamos leer, porque aunque no sea una novela fantastica y maravillosa, creo que pueden llegar ha hacerte pensar, por ejemplo en este diario azul nos enseña como hay situaciones que podemos pasar por alto, pero que en realidad son malostratos, aunque claro, la verdad es que a i me ha parecido que algunas cosas que pasaban era un poco exageradas, no me refiero al tema de los malostratos, que pueden llegar a ser muy crueles, como todos sabemos, la realidad supera la ficción... creo que lo mas forzado de todo eran los momentos mas simples, mas tontos, a los que en el libro le sacan demasiada punta.
En conclusión no tengo mucho que decir de este libro, aunque no llega a enganchar del todo, la verdad es que lo leeras por saber que va a pasar con Mireya, porque es muy triste hablar de maltrato en general, siempre se nos viene a la cabeza un matrimonio en el que el hombre ya adulto pega a su mujer, pero la realidad es que cada vez hay más jovenes que maltratan a sus parejas, y en este libro encontramos un ejemplo de esos maltratos. La verdad es que yo los aconsejo mucho para gente joven, creo que sería un buen llibro para mandar en la ESO, para que los chicos reflexionen sobre estos temas.

PUNTUACIÓN

***

domingo, 8 de abril de 2012

Reseña Juntos



FICHA TECNICA
-Titulo: Juntos
-Saga: Juntos
-Autor: Ally Condie
-Editorial: Montena
-Precio: 14,95 €
-Género: Juvenil romantica futurista
-Número de páginas: 352
-Continuación: Juntos: Caminos cruzados

SINOPSIS
Ha llegado el momento más importante en la vida de Cassia: las autoridades van a comunicarle quién es su «pareja perfecta», la persona con quien deberá compartir el resto de su vida. Nos encontramos en un futuro remoto, en una ciudad donde la tecnología es omnipresente y donde toda elección personal ha quedado depositada en manos de las autoridades para garantizar la plena armonía social.
En este mundo supuestamente utópico vive Cassia, la protagonista de esta novela. A sus 17 años recién cumplidos, acaba de asistir a su Ceremonia de Compromiso, el evento más importante en la vida de cualquier adolescente, porque allí se da a conocer quién es su «pareja perfecta».
A Cassia las autoridades le han comunicado que, tras desarrollar un minucioso estudio de personalidad computerizado, la persona con quien deberá compartir el resto de su vida es Xander, su mejor amigo. Están predestinados.
Pero un extraño error informático hará que Cassia se enamore de la persona equivocada…

OPINION PERSONAL
Juntos ha sido una de cal y otra de arena, ¿por qué? creo que la historia es un poco lenta y pasiva, incluso no llegó a engancharme mucho, más bien lo lei para saber qué pasaba con los protagonistas. Cassia es la protagonista femenina de esta novela, una chica que vive bajo las reglas del gobierno, un gobierno que aparentemente no comete errores, pero que parece que en su vida «ha cometido unos cuantos». No es precisamente el tipo de personalidad que me gusta en una protagonista, pero tampoco ha llegado a caerme mal. Luego está Xander su mejor amigo desde siempre, que ahora resulta ser el chico adecuado para casarse con ella segun la sociedad, la verdad es que este personaje ha sido el que más me ha gustado, sin ser tan perfecto o tipico como otros personajes masculinos en otro libros, la verdad es que me pareció un chico sutilmente perfecto. Ky, el que cierra este triangulo amoroso, el chico misterioso con problemas familiares que aunque conocía a Cassia desde que se mudó al mismo «pueblo», no empezaron a hablar hasta que la sociedad comete ese «fallo».
Creo que en el concepto de amigos de toda la vida que parecen ser la pareja perfecta y chico misterioso, simpatico y sensible está algo quemado... demasiados escritores optan por esta opción, creo que no dedberían de usar tanto estos trios amorosos con dos chicos... ¿por qué no dos chicas?
He de decir que podría decir mil cosas que no me han convencido de este libro, pero aun así solo me hace falta una para no hacerle caso a esas mil, y es, que pese a todo, el libro me ha encantado, es sencillo y eso me gusta, aunque espero que los siguientes tengas un poquito de mas accion y algo más de misterio. Y sobre todo quiero más demostraciones de amor.

PUNTACION
****

Reseña El diario rojo de Carlota


FICHA TECNICA
-Titulo: El diario rojo de Carlota
-Autor: Gemma Lienas
-Editorial: Destino
-Precio: 12,95€
-Género: Juvenil realista
-Número de páginas: 250
-Continuación: El diario azul de Carlota

SINOPSIS
No es estrictamente un diario, ni tampoco una novela. ¿Qué ocurriría si la explosiva Carlota -protagonista de tantos libros memorables-, y Flanagan -el famoso detective-, se conocieran, intimaran, establecieran relaciones sentimentales, practicaran sexo y.... nos lo contaran paso a paso?El lector puede asistir junto a Carlota a las primeras experiencias sexuales, disfrutando sobre los aspectos fundamentales de la sexualidad.

OPINION PERSONAL
Llevaba mucho tiempo queriendo leer este libro, me llamaba la atencion que fuese juvenil y a la vez tuviese tanta referencia al sexo. Y la verdad es que no me ha defraudado nada, no es un libro complejo, ni tampoco pasará a la posteridad como una obra de arte, ni si quiera entrará dentro de mis libros favoritos, pero es tan facil de leer, de entender, de comprender, creo que aunque en algunos lados sea una historia un poco sobreactuada, en el sentido de que las ideas de niños y jovenes o incluso de gente mas madura son demasiado de libro didactico, no se si me explico...
Los personajes practicamente son Carlota, la protagonista de esta saga una chica de unos 16 años que tiene muchas dudas sobre un tema, el sexo, y decide hacer un diario estilo manual sobre este tema, es una chica normal, con dudas que cualquier chica a su edad poede tener, y problemas tipicos de las «dieciseisañeras». Por otro lado está Flanagan, el protagonista masculino que ayuda a Carlota con su diario practicando juntos, a la vez Flanagan tambien escribe un diario de este tema (El diario rojo de Flanagan).
Aunque hay más personajes como las amigas de Carlota o Koert, el ex de Carlota que será bastante importante, pero he pensado que los más importantes y de los que hay que hablar son Carlota y Flanagan.
En este libro no solo encontrareis una historia fresca y divertida, si no que tambien encontrareis muchisima información, habla de las ETS, de lo anticonceptivos, de las dudas en general que podemos tener sobre sexo.
Como conclusión me ha gustado mucho el diario rojo de Carlota, me gustarís leer más libros así, realistas, juveniles y sexuales. Si quieres pasar un buen rato y resolver algunas duditas, este es tu libro.
Tambien hay un pelicula inspirada en este libro, que tambien es muy entretenida.

PUNTUACION
****