Un
día miré al infinito y vi el final, no quise creerlo, siempre me
dijeron que eso era imposible. Pero entonces miré al imposible y vi
la posibilidad.
¿Quien
está equivocado? ¿Son mis ojos los que me engañan o es el mundo
quien pretende que no vea?
Quizá
nunca tenga las respuestas pero a lo mejor con el tiempo me olvido de
las preguntas y puedo sonreír con total convencimiento de que lo que
no veo es real.
Un
día miré la felicidad y encontré tristeza, no quise creerlo,
siempre me dijeron que eso era imposible. Pero entonces miré al
imposible y vi la posibilidad.
¿Quien
está equivocado? ¿Son mis ojos los que me engañan o es el mundo
quien pretende que no vea?
Quizá
nunca vea a nadie totalmente feliz, y solo consiga ver gente hundida
en el más intenso dolor.
Un
día miré mis ojos para preguntarles porqué me engañaban, ellos me
dijeron que no me mienten, que solo veo lo que quiero ver, no quise
creerlo, siempre me dijeron que eso era imposible. Pero entonces miré
al imposible y vi la posibilidad.
¿Quien
está equivocado?
Entonces
comprendí que era yo la equivocada, que me auto engaño, que las
respuestas no existen, que las preguntas son todas mentira.
Que
es muy fácil estar triste y pensar que estás en un bucle infinito
de imposibilidades para ser feliz. Que lo difícil es sonreír al ver
el final y la posibilidad de sonreír de verdad.
No
dejes de llorar, no dejes de estar triste, no merece la pena. Pero
nunca dejes de sonreír entre lágrimas y dolor, porque eso será el
primer paso para enfrentarte al infinito.
Porque
un día miré al infinito y vi el final.