martes, 21 de agosto de 2012

Voluptatem (+18)

Mientras mis labios y los suyos se comunican sin necesidad de hablar, se mueven buscando en cada movimiento un poquito más. Siento como su mano recorre mi cuerpo desnudo, noto como baja desde mi mejilla hasta mi cuello y como sigue bajando y llega a mi pecho, donde dulcemente me acaricia y me pellizca con picardia. Sigue bajando y pone su mano debajo de mi espalda para acercarme aun más a él, siento su cuerpo ardiendo y cierro los ojos para embriagarme de ese calor. Su mano sigue su recorrido por mi cuerpo, y tras pasar como una suave brisa por mi vientre llega hasta aquel lugar en el que nunca nadie ha estado. Comienza a mover sus dedos de una forma tierna y delicada para hacerme sentir lo dulce que puede ser el placer. Yo, sumisa, me dejo llevar notando como mi cuerpo responde a sus caricias acelerando mi respiración y haciéndola más sonora. Veo en sus ojos como él se deleita al verme disfrutar y saberse el artífice de ese gozo. Sus caricias se vuelven más decididas y contundentes, sabe como hacerme sentir que mi cuerpo podría fundirse de un momento a otro. Una suave palmadita y no puedo evitar que mi respiración acelerada se convierta en un gemido de placer, ni que mi espalda se arqueé cuando un escalofrío la recorre. Cierro los ojos dejando en mi mente la imagen fija de su rostro mirándome como si nunca hubiese visto nada tan bello y excitante al mismo tiempo. Dejo caer mi cabeza hacia atrás intentando expandir mi cuerpo para que esa sensación deliciosa sea lo más grande posible, incluso me gustaría que saliese de mi cuerpo e impregnara de fruición a todo el que hubiera a mi alrededor. Él entiende mis movimientos como una invitación a acariciar y besar todo mi cuerpo, y yo esclava de mi deseo lo dejo hacer, me abandono a su voluntad por un momento que me gustaría que durase siempre. Mientras en el centro de mi placer ahora sus manos son más rápidas pero precisas. Ahora mi cuerpo bombea como a punto de explotar, mi corazón late más fuerte que nunca y mi respiración se agolpa sin saber muy bien cuando debo inspirar y cuando espirar. Mis labios buscan los suyos al mismo tiempo que son incapaces de besar porque solo tienen energía para gemir. Cada vez la satisfacción de mi cuerpo es más grande, cada segundo el placer es más intenso y... de repente he sentido como un big bang dentro de mi ser se expandía y recorría cada recoveco de mi cuerpo físico y de mi alma. Dejo de respirar, mi corazón deja de latir, y solo puedo mirarlo y sonreír al ver que su perfectos labios se curvan en una sonrisa de satisfacción y regocijo antes de acercarse a los míos y besarme.

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