Hoy, un día normal, un día cualquiera del que seguramente no
me acordaré en unos días, no se convertirá en ninguna fecha importante en mi
vida, pero hoy, justo hoy, es cuando no he decidido nada, cuando simplemente he
divagado por mi mente, básicamente he pateado cada decisión que he tomado a lo
largo de tantos días, algunos con fecha definida y otro tan olvidables como
hoy. ¿Cuántas veces pienso en “si volviese atrás…”, pero no puedo hacerlo y de
hecho si volviese atrás solo podrían pasar dos cosas: si vuelvo atrás sin saber
lo que ocurrirá seguramente haré lo mismo que hice en su momento, y si regreso
sabiendo lo que viene detrás seguramente desearía no saberlo porque esa acción puede
que me haya traido muchas lagrimas, pero también sonrisas, ¿estoy dispuesta a
sacrificar esas sonrisas? A olvidarlas…
Hoy, me he dado cuenta que vivo mi vida divagando entre lo
que me gustaría y lo que no, pero no hago nada para conseguirlo. No soy más que
una cobarde que juega a la vida sin tener claras las reglas y echando la culpa
a los demás cada vez que pierde una partida. Hoy me odio por no saber depender
de mi, por no ser autosuficiente, al mismo tiempo que me quiero por ser yo,
porque nadie me va a cuidar como lo hago yo, a nadie le van a doler mis heridas
como a mi.
Hoy, hago recuento de pequeñas cicatrices para recordar que
los malos momentos se van, que estar feliz es solo una consecuencia de haber
estado triste, que si hoy estoy llorando por las esquinas algún día de mañana
estaré sonriendo en cada espacio abierto, que ese día si tendrá una fecha, que
ese día sí que lo recordaré y ese día recordaré “hoy” como un día lejano.
Hoy, solo un día más de tantos en los que poco a poco
aprendo a vivir, o simplemente no aprendo nada y solo dejo pasar el tiempo
entre mis manos sin ser del todo consciente de que “hoy” no va a volver y que “si
volviese atrás…” no es una posibilidad, que solo existe “si sigo adelante…”